Había
una vez un elefante que siempre presumía de ser grande y fuerte. Se
hacía el importante empujando y abusando de los animales más
pequeños.
Había
también una gallina pequeña pero muy inteligente que una vez dijo
al elefante: “Aunque eres tan grande eso no significa nada. Es cómo
utilices el cerebro lo que cuenta”.
El
elefante respondió: “Eres un animal estúpido. No tienes nada que
hacer
conmigo.
¡Voy a aplastarte!”. La gallina respondió rápida “¡Alto!
Primero demuéstrame que eres más inteligente y más fuerte. Vamos
al río, y si puedes beber más agua que yo
dejaré
que me aplastes sin huir”. El elefante accedió y fueron al río
Akobo acompañados de otros animales curiosos. Se acercaron a la
orilla y comenzaron a beber.
El
elefante introdujo su trompa en el río y comenzó a beber rápido.
Sin embargo, la gallina iba bebiendo poco a poco, moviendo su pico
despacio en el agua. El elefante seguía bebiendo, llenándose de
agua y haciéndose cada vez más grande. Y bebió y bebió y cada vez
se hacía más grande. Tan grande se hizo que acabó explotando,
produciendo una lluvia pequeñita y fina que duró durante días.
Mientras tanto, la gallina demostró a todos que la inteligencia
vencía a la fuerza.
(Cuento de Etiopía)
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